No pudiste ver como buceaba desde los pies de la cama hasta llegar al cabo de la cama, a la almohada. Y, justo ahí, reposaba tu cabeza. Ni siquiera notaste mi respiración. Fui invisible a todos tus sentidos como una medusa transparente, casi imposible percibir hasta que decide aparecer y rozar a su presa.
Es entonces cuando el tacto percibe una presencia extraña, cuando la respiración se altera, la boca se seca, la vista se pierde intentando localizar a quien o qué le ha tocado, y el oído, intenta agudizar el sensor, esperando que le oriente y localice, al ser que le ha perturbado la piel.
Es entonces cuando despiertas, enciendes la lámpara de la mesita de noche y súbitamente te das media vuelta y me encuentras, a tú lado, justo ahí, al otro lado de la cama.
Me sonríes y tu forma de mirar me lo cuenta todo. Ahora, por fin nos hemos encontrado. Solo falta que apagues de nuevo la luz.
Poco romántico el comentario anterior.
Me parece un lindo relato y con un final sugerente.
Un abrazo.
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A cada persona, un escrito le aporta diferentes sensaciones o recuerdos. Lo bello es ver como un escrito llega y aporta. Para mí es grato que te lean y te hagan llegar distintas personas su manera de ver un post ajeno. Muchas gracias por tus palabras y por el escrito sobre el nacimiento. Ha sido un placer leerlo.
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Yo escribí algo similar, era sobre como parezco un huevo frito en la cama junto a mi novio jajaja pero me ha encantado la temática marina, especialmente el movimiento de medusa. ❤
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Muchas gracias. Que curiosa tu comparación en tu escrito con un huevo frito 🙂
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