De pequeña soñaba con una vida muy diferente a la suya. Eso es una ventaja que tiene, ser imaginativa.Estaba casi obsesionada con un solo deseo. Se creía viviendo en un palacio apartado de la ciudad, rodeado de preciosos árboles, pajaritos cantando todo el día y un Sol radiante, acompañando a tal momento.
Dentro del castillo, había un gran número de personas encargadas de que los habitantes principales de la casa estuvieran siempre contentos. Cocineras, niñeras, chóferes y un mayordomo. Todos ellos servían a los reyes.
Esos reyes y su palacio existían, no eran producto de su fantasía. Como también era real, el motivo principal de todo su sueño, el hijo de los Reyes y único heredero, el príncipe Daniel. Un chico de unos veintisiete años por el que muchas chicas se quedaban sin aire al no dejar de suspirar continuamente y con la idea perenne de poder estar, como poco, un día a su lado. Realmente (nunca mejor dicho), el chico estaba de buen ver.
Ella, conocía pocas cosas de la vida de sus Majestades. Lo que veía en televisión, en internet, radio y todo lo que leía en prensa. Tras leerlo, recortaba el artículo y lo guardaba en una carpeta. De estas noticias, ella sacaba sus propias conclusiones, sacaba un tablero enmarcado de un altillo de su habitación y se montaba el puzzle del próximo capítulo de su particular historia.
Y cuando por fin le besó, quedó desencantada. El príncipe le salió…
Y no fue, porque como cuentan los cuentos se transformara en este simpático animal, sino porque sus besos no electrificaban ni hacian subir el alma el cielo. Más bien, le hicieron comerse el suelo y desencantarse de la ilusión de su vida con la consecuente compra de una mochila donde de vez en cuando, a partir de ese momento, iría cargando de piedras pequeñas y pesadas de desengaños compensando este peso con alegrías y nuevos sueños.
Por eso dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
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Precioso cuento!… Es fácil desilusionarse cuando se idealiza tanto 🙂
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Mucho! Cuanta razón tienes. Un beso!
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Cuando uno no siente nada con un beso… malo. Bueno, hay más peces en el mar!! Besitos
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A la chica del cuento, el beso la despertó. Justo al revés que a Cenicienta. Por suerte, a muchas personas nunca nos pasa eso. Y que dure el encanto!
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Nunca pierde la esperanza y sigue soñando. Cuanta desilusiones nos llevamos en la vida. Petó.
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🙂 No es biográfico..es un cuento sin final tan feliz como otros. Un beso!!!
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