Me lías y me enredo.
No es un simple nudo de hilo, fino, casi invisible.
Es el trenzado, un continuo giro sin obligada dirección, libre y fiel.
La comunión atea de hilos despeinados. El ovillo más preciado.
Rebeldes en forma y grosor. Ninguno es igual. Cada uno de ellos tiene un tono distinto, único. Se humedecen, destiñen. Todo mientras giran y crean nuevos colores, desconocidos hasta entonces.
Una única norma habita, es respetada desde el inicio. Solo vale ceñirse a la improvisación del deseo que impera y reina desde el instante en el que los dos detenemos el reloj.
Me encanta cuando lo sencillo se hace poesía. Es acariciar las estrellas con la sutil yema de los dedos en la amnecida.
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Ostras José! Que halagazo me regalas! Y qué preciosa frase! Un abrazo
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Noe preciosas palabras y esos sentimiento. Abrazos.
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Gracias Junior!!! Besos
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Preciosa manera de trenzarse Noe 🙂
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